El Diario Montañés (Edición impresa). Martes 30 de Marzo de 2010

Resulta tremendamente paradójico que la asociación que abandera lo más cerril, tosco y paleto de Cantabria -léase ADIC- sea quien tilde con los adjetivos, que tan bien la define, a una formación política que, para nada, es santo de nuestra devoción por razones sobradamente conocidas. Esa misma a la que nuestro presidente, el de las anchoas y Buenafuente, le ríe las gracias de vez en cuando.
Los abertzales descafeinados de nuestra santa tierra montañesa; esos que tiran de elementos tan diferenciadores y nacionales (se admiten risas) como los sobaos y la lengua cántabra patalean por la inciativa que ha tenido el PP de Cantabria de colocar la ingente cifra de ¡cuatro! banderas nacionales en diversos puntos de la región. "De extrema derecha, absurda y pueril" -¿pueril? que alguien nos explique- (les ha faltado eso de “xenófobo y racista"; ese trinomio tan machacado por la izquierda más totalitaria y coaccionadora para referirse a todo aquello que huele a "español") para protestar por tan “franquista” e “impositora” obra...
Esos que politizan banderas y otros símbolos en beneficio propio y menoscabo del resto intentando colocar una ideología determinada en un elemento unitario como es la enseña nacional, emblema y símbolo de todos los españoles sin distinción.
Donde ADIC ve incompatibilidad, nosotros vemos complementariedad.
Desde España 2000 Cantabria, abogamos por la defensa de nuestros símbolos, tanto regionales como patrios, sin complejo alguno, con el mayor de los orgullos y el más profundo de los respetos.
Porque somos cántabros, por tanto, españoles.
¡VIVA LA UNIDAD DE ESPAÑA!

